El músico mexicano fue el creador del llamado “movimiento rupestre”, un género musical bien mexa que buscaba retratar la vida cotidiana en el entoces Distrito Federal
La Ciudad de México ha sido cuna de muchos eventos trágicos y uno de los más dolorosos fue, sin duda alguna, el sismo de 1985 que dejó en devastación el entonces Distrito Federal y miles de muertos que aún son recordados por todo el país. Pero entre las cifras de cuerpos inertes, existe uno que dejó un legado grabado sobre cassettes independientes que gritaban el descontento social: Rockdrigo Gonzáles, quien murió cuando su carrera como músico contracultural estaba apenas despegando, dejando una historia a medio escribir.
Es así como hoy, a 39 años de esos trágicos sucesos, no solo se recuerda el sismo, sino también el legado que dejó este icónico trovador urbano. Rodrigo González, nacido en Tampico, Tamaulipas, en 1950, había llegado a la Ciudad de México en los años 70 con un sueño: hacerse un lugar en la escena musical.
Y es que a pesar de su falta de formación académica en música, Rockdrigo destacó por su habilidad innata para combinar géneros musicales como el blues y la milonga, que fusionó con letras que retrataban la vida cotidiana de la capital, lo que lo convirtió en una de las figuras más representativas del “Movimiento Rupestre“, un género musical que surgió en respuesta a la música comercial de la época y que daba voz a las historias de la vida urbana.
Rockdrigo Gonzáles y su talento como cronista urbano
Si bien, el “Profeta del Nopal” tenía mucho que decir con todos sus instrumentos y letras pegajosas, en lugar de seguir el camino tradicional de la industria musical, se dedicó a grabar y vender sus propios cassettes en los mercados y bares de la ciudad. Uno de sus trabajos más icónicos fue Hurbanistorias, un cassette casero en el que incluyó algunas de sus canciones más emblemáticas, como “Estación del metro Balderas“, “Balada del asalariado” y “Perro en el periférico”.
Estas canciones no solo narraban las peripecias de la vida cotidiana, sino que también reflejaban una profunda reflexión sobre la soledad y el aislamiento que sentía el propio Rockdrigo, a pesar de ser una persona muy sociable. Por ello, la muerte de Rockdrigo González marcó un antes y un después en la música mexicana, elevándolo al estatus de leyenda y en lugar de apagar su voz, su legado cobró mayor fuerza.
Uno de los aspectos más fascinantes de la música de Rockdrigo es su capacidad para capturar la esencia de la vida en la Ciudad de México y es que sus letras están llenas de referencias a lugares, situaciones y personajes típicos de la urbe, lo que ha permitido que sus canciones sigan resonando a pesar de todos los cambios en la ciudad. Temas como la precariedad laboral, las largas jornadas de trabajo y el caos de la ciudad son recurrentes en su obra, lo que lo convierte en un cronista urbano de su tiempo.
Además, Rockdrigo fue un precursor en el uso de un estilo de composición íntimo y directo, con una fuerte carga social y política, pues en una época en la que el rock en español comenzaba a despegar en México con bandas como Caifanes y El Tri, él optó por rechazar las fórmulas comerciales y abrazar una actitud más cercana al folk y al blues, y su habilidad para mezclar estos géneros con un toque de humor e ironía le permitió crear un estilo único que lo distingue hasta el día de hoy.
El Movimiento Rupestre: una voz de resistencia cultural
Aunque este movimiento fue perdiendo fuerza con el pasar de los años, resulta ser una parte muy importante en la historia de la música en México, siendo Rockdrigo uno de los principales exponentes. El “Movimiento Rupestre” fue un fenómeno contracultural que surgió en México a principios de los años 80 y se caracterizó por su independencia del sistema comercial y por la creación de música con un fuerte contenido social y político, en un momento en que las disqueras y los medios de comunicación privilegiaban la música ligera y superficial.
Artistas como Rockdrigo, Nina Galindo, Armando Rosas y Roberto Ponce se unieron bajo esta corriente que buscaba dar voz a las y los marginados, y cuestionar las estructuras de poder. Las canciones rupestres eran, en su mayoría, interpretadas con guitarras acústicas y sus letras abarcaban temas que iban desde la pobreza y la desigualdad, hasta la alienación urbana y la lucha por la supervivencia en una ciudad cada vez más hostil.
Por ello, el movimiento rupestre ha sido descrito como una forma de “folk urbano“, ya que sus canciones narraban historias de personas comunes que enfrentaban las dificultades de la vida diaria. A través de la música, estos artistas lograron crear una conexión directa con su audiencia, que se identificaba con las situaciones descritas en las canciones y Rockdrigo fue uno de los pioneros, pues sus composiciones están impregnadas de un profundo sentido de empatía hacia las y los desposeídos e invisibilizados por la sociedad.
La muerte de un genio musical y el nacimiento de una leyenda, ¿cómo murio Rockdrigo Gonzalez?
Transitando por las calles de la Ciudad de México, Rockdrigo comenzó a hacerse famoso entre círculos “under” hasta que el 15 de septiembre de 1985, ofreció lo que sería su última presentación en vivo en un evento organizado por el diario “La Jornada” para conmemorar su primer aniversario.
Cuatro días después, el sismo lo sorprendió en su departamento de la calle Bruselas, en la colonia Juárez, donde vivía con su pareja, la profesora francesa Françoise Bardinet. Ambos fallecieron cuando el edificio colapsó y sus cuerpos fueron identificados días después por Roberto Ponce, otro destacado miembro del Movimiento Rupestre, quien reconoció entre los escombros las pertenencias del músico, incluidas su guitarra y sus icónicas gafas, pero nunca se recuperó la libreta donde tenía escritas más de 300 composiciones inéditas.
Desde ese momento, la leyenda de “El Profeta del Nopal” se consolidó por completo y sus fans abrazaron su muerte difundiendo que el cantante había fallecido “por una sobredosis de cemento”, una ácida referencia al edificio que se desplomó sobre él. Pero su legado no quedó ahí, pues la ciudad que tanto cuestionó decidió rendirle homenaje y colocar una estatua de él justamente en la estación del Metro Balderas, canción en donde narró el caos y la desesperación de los millones de personas que se desplazan a diario en uno de los sistemas de transporte más grandes del mundo, hasta parece que nada de eso ha cambiado, ¿no?
Hoy, a 39 años de su muerte, el legado de Rockdrigo González sigue más vivo que nunca; su música, llena de humor, crítica social y reflexiones sobre la vida urbana, continúa resonando en los corazones de quienes buscan una voz que hable de las realidades de la ciudad. Y aunque su vida fue trágicamente interrumpida, su obra permanece como un testimonio de la capacidad del arte para transformar el dolor en una herramienta de resistencia cultural.
Discografia de Rockdrigo González
- Hurbanistorias (1984)
Discos post-mortem:
- El poeta del nopal (1986)
- Aventuras en el D.F. (1989)
- No estoy loco (1992)
- Piedras del sol (2012)