En una historia que parece sacada de las páginas de ficción, tres hermanos se encontraron involuntariamente atrapados en un escalofriante experimento orquestado por un científico insensible. Unidos por la sangre pero separados por las circunstancias, su reencuentro ofreció un breve consuelo pero no logró disipar las sombras de su pasado compartido.
La saga se remonta a un fatídico día en la ciudad de Nueva York, el 12 de julio de 1961, cuando una madre soltera dio a luz a trillizos idénticos. A pesar de su sano comienzo, los niños pronto fueron entregados a familias adoptivas separadas, las razones de la madre para el abandono quedaron envueltas en misterio.
Años más tarde, el descubrimiento de su existencia mutua sacudió las vidas de Robert Shafran, Edward Galland y David Kellman. El encuentro casual de Robert y Edward en un campus universitario, seguido de la revelación de David, desató un frenesí mediático y una fascinación global con su extraordinaria historia.
Sin embargo, debajo de la superficie de la fama recién descubierta se encontraba la inquietante verdad de su crianza.
Sin que ellos lo supieran, los hermanos habían sido peones en un estudio científico dirigido por el psicólogo Peter Neubauer. Ubicados en hogares socioeconómicos divergentes, el experimento buscó desentrañar el impacto de la crianza versus la naturaleza en el desarrollo humano.
Aunque los hermanos desafiaron las expectativas al exhibir rasgos y preferencias sorprendentemente similares, el experimento dejó cicatrices en su bienestar mental. El trágico final de Edward y las relaciones fracturadas entre Robert y David sirven como recordatorios conmovedores de las consecuencias duraderas del experimento.
A pesar del éxito fugaz, su empresa conjunta, un restaurante acertadamente llamado “Triplets”, fracasó, reflejando la discordia que plagó sus vidas personales. Sin embargo, en medio de la confusión, Robert y David perseveraron, cada uno forjando caminos separados en la adultez.
A medida que pasan los años y una serie de televisión da nueva vida a su historia, uno no puede evitar preguntarse si el tiempo y las experiencias compartidas conducirán a la reconciliación entre los hermanos distanciados.
Solo el tiempo dirá si los lazos de la hermandad pueden soportar el peso de su tumultuoso pasado.